La tortuosa senda que ha recorrido 'Cuando fuimos brujas' ('The Juniper Tree') desde que su directora, Nietzchka Keene, comenzara su rodaje en 1986 parece haber llegado a su fin.
La ópera prima de la realizadora islandesa, que sólo fue proyectado en 1990 en Los Ángeles y en 23 festivales de cine -entre ellos Sundance- se ha podido ver en la gran pantalla durante 2019 con una restauración en 4K sufragada por la Film Foundation y realizada por el Film Archive & Theater Research de la Universidad de Wisconsin.
Björk, los Grimm e Islandia en blanco y negro
La película, que supone el debut cinematográfico de Björk, adapta con bastante libertad un cruel cuento de los hermanos Grimm -'Del enebro'-, reapropiándose del temor de los autores hacia lo femenino para representar la incomprensión hacia la mujer en la Edad Media. Todo ello bajo el paisaje islandés, paraje inhóspito y fotografiado en estricto blanco y negro para realzar, más si cabe, la extrañeza que suscita una película hipnótica por sus disonancias lingüísticas y musicales.
'Cuando fuimos brujas' se escuda, de inicio, en el poema de T.S. Elliot inspirado en el propio cuento original para tomar una línea ascendente que se aleje de la visión primigenia de la fábula pero también de la lírica del poeta estadounidense. La película narra la travesía de dos hermanas que huyen en busca de un hombre al que hechizar para poder vivir en paz, algo que funcionará pero que también tendrá un complejo imprevisto: el hijo del nuevo marido sospecha que ambas son brujas.
Bajo una inspirada banda sonora monocorde donde la voz femenina se desdobla -la de Björk incluida-, la armonía se desmorona con timbres similares pero nunca iguales que entonan una suerte de canon que bien podría recordar a la polifonía primitiva como particular hechizo musical.
Una sensación reforzada por el uso del inglés como lengua del filme, a pesar de ser una producción islandesa -decisión estrictamente comercial-, que crea otra disonancia no pretendida: el acento desnaturalizado de sus personajes, que sumado al artificio fabulesco de sus diálogos, hace que cada palabra resuene como una invocación.
En sus tramos más audaces, la magia de 'Cuando fuimos brujas' se hace palpable e impregna el celuloide. Es el caso de las numerosas fantasmagorías mudas que presencia la joven protagonista, precedidas siempre de la polifonía femenina, pero también de su secuencia circular durante el inicio de la película que señala, literalmente, un hechizo de enamoramiento antes verbalizado por la mayor de las hermanas.
Y, por descontado, el agujero negro en el pecho materno que da pie a la más onírica de las escenas de la película, siempre acompañada de la disonancia musical vocal pero también de cuerda frotada y vientos con timbres de evocación medieval.
La recuperación de un cuento olvidado
A pesar de la valía de la ópera prima de Keene, que tuvo numerosas dificultades para sacar adelante la película, no ha sido hasta el año pasado cuando ha podido reestrenarse en salas de cine -en España de la mano de Capricci Cine-. Una copia en 35mm de 'Cuando fuimos brujas' pasó varias décadas entre los archivos de la Universidad de Wisconsin, lugar donde una de las restauradoras del filme, Amy Sloper -conservadora del Archivo de Cine de Harvard-, la rescató del olvido.
El proyecto comenzó en 2014, cuando Sloper descubrió la cinta y comenzó a trabajar en su recuperación. Ahí, la conservadora contó con la ayuda de Rose Lipman, reputado restaurador, historiador de cine y director ocasional. Ambos acudieron a The Film Foundation, la fundación de Martin Scorsese de patrimonio fílmico -en la que también participaron Woody Allen, Clint Eastwood o Steven Spielberg-, que apoyó el proyecto con una financiación a la que más tarde se uniría otra fundación, la de George Lucas, aportando entre ambas casi 100.000 dólares al proyecto.
Los restauradores trabajaron a partir del negativo de 35mm que se conservaba en Film Archive & Theater Research de la Universidad de Wisconsin, que se usó como fuente para un positivo de preservación de grano fino, así como para un escaneo digital en 4K, mientras que la pista magnética original de los 35mm se usó junto al negativo de la pista original para la restauración de audio.
A partir de los archivos resultantes, restaurados digitalmente, se produjo un DCP (Digital Cinema Package), esto es, la película en formato físico, además de realizarse copias de proyección para la colección de la Film Foundation y la Universidad de Wisconsin. Gracias a este esforzado trabajo, Sloper y Lipman han traído de vuelta la obra de Keene, una cineasta omitida por el canon cinematográfico que, con la restauración de 'Cuando fuimos brujas', puede ser rescatada del olvido.
'Cuando fuimos brujas' permite redescubrir la mirada de Nietzchka Keene
Nietzchka Keene nació y se crió en Boston, y se licenció en 1975 en lingüística germánica en Amherst, tras la que realizó un máster en producción cinematográfica en UCLA en 1989 durante el que también trabajó como asistente de investigación en lengua y lingüística islandesa antigua, pasando además 1985 en Islandia gracias a una beca Fullbright, donde investigó y preparó la producción de su primera película.
La directora compaginó su trabajo como realizadora con la docencia universitaria, tarea que comenzó a realizar en 1995 en la Universidad de Wisconsin, donde impartió clases de cine -entre otras, a la propia restauradora de su ópera prima, Amy Sloper- hasta su prematura muerte en 2004 por cáncer con tan sólo 52 años.
Keene dejó un proyecto inacabado: 'Barefoot in Jerusalem', una película que comenzó a rodar en 2001 en los estados de Michigan y Wisconsin. La post-producción fue terminada en 2008. Narraba el viaje de una mujer que, tras el suicidio de su amante, hacía frente al demonio en un paisaje solitario.
Antes, Keene había dirigido 'Heroine of Hell', una película para televisión centrada en Magda, una artista especialmente comprometida en el sentido moral que, tras ser abandonada por su novio, sufre una crisis existencial que la lleva a vagar por su coche sin rumbo concreto que combinaba iconografía medieval con una historia actual. La realizadora también dirigió varios cortometrajes durante su época de estudiante: 'Friends' (1977), 'Still' (1978) y 'Hinterland' (1983).
La restauración de su primer largometraje no sólo es significativa por la indiscutible valía de una cinta que ha sido recibida por júbilo por la crítica, sino también porque ha permitido el acceso a la filmografía de una cineasta cuya importancia en el cine independiente estadounidense se había omitido de forma flagrante.
Y es que el reestreno de 'Cuando fuimos brujas' no sólo ha permitido recuperar la obra de la difunta directora, sino recordar, una vez más, que la preservación del patrimonio fílmico es clave para continuar llenando los vacíos de las historias del cine, pero también para que el canon deje de ser un elemento hermético y opaco y pueda reescribirse aunque sea a paso lento.
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La noticia 'Cuando fuimos brujas': el mágico debut de Björk es una cruel fábula feminista recuperada del olvido fue publicada originalmente en Espinof por Antonio Ramón Jiménez Peña .
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De: Espinof
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Autor/Editor: Antonio Ramón Jiménez Peña
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Fecha: January 05, 2020 at 07:00AM
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